El otro día me llamó una amiga para ver cómo estaba y como voy llevando la falta de mi madre, y entonces surgió el tema de la magia.
No, no penséis nada extraño ni esotérico.
Nos echamos unas risas porque claro, no valoras lo que tienes hasta que te falta. Y ojo, que no se me malinterprete!, no es que yo no valorara a mi madre ni mucho menos, que la quería y la quiero con locura, sino que no echamos cuenta de esas pequeñas cosas cotidianas que realmente son mágicas.
Porque vamos a ver:
¿Cómo llegaba la ropa sucia hasta la lavadora?...o...¿cómo llegaba hasta tu habitación la ropa planchada?...los cristales, ¿cómo es que antes siempre estaban limpios y ahora todo lo contrario?...
Podría poner muchos más ejemplos, pero sería redundar en lo mismo. El gran problema que tengo es el siguiente:
¡La magia ha desaparecido de esta casa!
La busco y la busco, pero no la encuentro...a mi amiga le pasa lo mismo...
Hoy he probado con un artilugio que le veía utilizar a mi madre y que también parecía tener algo de esa magia...la olla exprés. Metía la comida y como por arte de magia, salía perfecta y riquísima...El pollo casi se ha calcinado...ya os lo digo, tengo que encontrar la magia!
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