Abrí los ojos, pero la pereza pudo conmigo. No era capaz de levantarme. Me di la vuelta y cerré los ojos intentando volver al sueño, pero en la cocina se escuchaba trastear y un inconfundible olor comenzó a espabilarme. Mis papilas gustativas comenzaban a a deleitarse ya antes de hora. Sentía esas rosquillas de sabor inconfundible, recién hechas, algunas remojadas en anís...otras no...y todavía calientes...No podía ser verdad...¿en pleno verano? ¿sería un sueño?.Dejé la pereza a un lado, me levanté, fui hasta la cocina y...dí paso a la gula!
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