Por nuestras manos pasan chiquillos desde los 3 años. Los ves llegar al cole asustados, comiéndose los mocos...ves como se van superando día a día, como van aprendiendo, como van creciendo...
Te ríes con ellos, aprendes con ellos, a veces también lloras con ellos...pero para lo que ningún maestro creo que está preparado es para llorar por ellos.
Ayer, nos tocó llorar por una de esas personas que hemos ido viendo crecer, evolucionar. Clara nos dejó después de luchar como una jabata. hay cosas por las que un niño, no debería pasar.
Recordaré tus comentarios ocurrentes, tu sentido del humor y aunque ahora al hacerlo lloro, prometo a partir de mañana hacerlo con una sonrisa.
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