lunes, 18 de mayo de 2009

NO ES EL ZAPATO DE CENICIENTA


No, no es el zapato de Cenicienta, son mis zapatos, bueno, uno de ellos, pero vaya, si hay algún príncipe, que se manifieste!(Abstenerse los que se convierten en sapo o rana)
Me costó dar unas cuantas vueltas por zapaterías hasta dar con ellos, pero al final allí estaban, esperándome, con su taconcico, su plataforma...
Después de un duro entrenamiento(hasta vértigo me daba al principio), conseguí hacerme con la técnica de "andar sin que se me salga ninguno de los dos" y también con la de "voy como con las zapatillas de estar por casa"(esta, está por perfeccionar). Prácticamente preparada para el estreno el sábado pasado, el destino decidió que el día anterior Diana(sin querer, todo hay que decirlo)dejara caer con todas sus fuerzas los bongos en mi fino y delicado pinrrel. Se me puso el dedo gordo como una morcilla de Burgos, y claro, no hubo manera de calzarme mis zapatos.
Para la de Julio espero ponérmelos...o a lo mejor esto ha sido un aviso y me los guardo de recuerdo y me pongo algo más cómodo...

No hay comentarios: